sábado, 4 de octubre de 2014

GRADO 33

GRADO 33

(Contribución del M:.Q:.H:. I:. y P:. Felas du Richard)


Ingresar al tema más controversial, polémico y hasta contradictorio de la Causa Prima o Primium Mobile en el Ayin pertenece solo a un instante quántico de la posible existencia donde hasta la causalidad de los sabios del pleroma tienen marcados los límites de tan inimaginable documento. El pretender determinar si cuando soñamos vivimos o cuando vivimos soñamos aún puede ser un proyecto improbable de discusión, si lo conveniente es diferente de lo inconveniente y si la realidad puede estar muy distante de la utopía, podrían ser asuntos tan subjetivos que se harían tangenciales al campo de la quántica y hasta de la especulación. En nuestra dimensión, y muy seguramente en otras superiores, “todo es relativo y causal” y corresponden a un juego de la divinidad, de la cuál sin saberlo, somos simultáneamente actores y público en un escenario donde la nada es mayor que el todo y donde desde la más pequeña partícula atómica tipo bosónes de Higgs – identificados en el colisionador de hadrones de la CERN- como el mayor macro-universo, es y contiene un perfecto holograma de la inconmensurable grandeza de la Causa Prima, como la continuidad desplazándose dentro del contenido.  

El más elevado porcentaje de la humanidad se soporta espiritual e ideológicamente bajo la existencia inequívoca de un solo Dios. Sin embargo, dada la orientación de los diferentes grupos filosóficos o religiosos pareciera que existieran varios dioses o cuya concepción difiere radicalmente pues hasta luchan, matan y se agreden en Su nombre. Un nutrido número de hermanos, dadas sus fanáticas concepciones con que fueran adoctrinados, han creado un dios que premia y castiga, que les decide
sobre lo bueno y lo malo, que obra favores por encima de otros congéneres. Creen en un dios que solo protege y sirve a los de su conveniencia, esto es, en un ser discriminador y hasta injusto cuando selecciona de sus hijos condiciones y apegos.

Sin lugar a dudas este es el juego evolutivo de la divinidad; un juego que exige respetemos tanto nuestras creencias como nuestras falencias, estemos o no convencidos de sus tendencias y posicionamientos. Los seres humanos somos libres para pensar y decidir. Nos une no las creencias religiosas o filosóficas sino la familia humanidad en igualdad, en libertad y en convivencia, regida por las leyes de la moral, la ética y el respeto incondicional.

Para los masones Élus Cohen y seguramente para muchas otras logias de los hijos de la viuda, nuestra Primera Luz es el Gran Arquitecto Del Universo, GADU, quien en ningún momento pretendemos identificar con D´s el Anciano de los siglos, El Innombrable, la Causa más allá de lo causal, El Emanador, porque lo inmensamente imponderable esta eones más allá de la concepción mental humana. Todo lo demás es Su emanación manifestada en la animación del espacio cósmico compuesto por infinito número de universos, galaxias, sistemas solares y planetas vibrando en diferentes frecuencias. La presencia vital desde lo más pequeño hasta lo inconcebible, pasando por los campos de antimateria y los enormes y enigmáticos agujeros de Higgs, son emanación.

El Emanador estaría realmente conformado por la identidad única e inmensurable de Él, agregada a la sumatoria infinita de las partículas energéticas en forma de Matriz Quántica de Su emanación. No hay creación solo emanación, todo está creado. Las circunstancias de la emanación generan las formas en los diferentes estados de la energía, como resultado de una conjunción de fuerzas básicamente relativas y transmutables.

Somos como semillas de un imponente sauce que en lontananza admiramos sin llegar a comprender que genéticamente somos el sauce mismo. Los humanos también somos esencia de la Esencia, hologramas de D´s. Iguales y dependientes de Su Voluntad, con voluntad para evolucionar y entendernos como energías divinas diseñadas para que en un espacio sin tiempo nos incorporemos necesariamente a la Conciencia Única de El Emanador.

Emanación

El G:.A:.D:.U:. significa el sagrado Principio Activo de la emanación que todo lo puede, que todo lo permea, que desde la energía emanadora manifiesta formas pero básicamente conjuga esencias para deleite de la inmensidad. Es la Flor de la Vida, la Matriz Quántica de la emanación, la gran colmena. Es el Espíritu Santo coexistiendo como holograma del Emanador; la nada, el todo y las partes en la misma identidad, sin fondo ni forma pero idéntico en el contenido esencial de la presencia.

Flor de la Vida
Fragamento Figurado de la Matriz Quántica














Una vez manifestada la emanación comienzan a emerger los demiurgos o entidades no creadoras que impulsan el cosmos, los seraphines, querubines, las jerarquías arcangelicas o arcónticas que inspiran la evolución, y los demás seres que llevarían la semilla genética por los interminables espacios del juego de la existencia.


Dentro de este enjambre de huestes aparece un mítico personaje muy asociado a la presencia y vida del hombre de la Tierra llamado Lucifer, que representaría la Ley de la Razón Esclarecida; una especie de Prometeo que concede a la simiente humana la luz de la razón y el fuego renovador. En ningún momento se trata del enigmático y perverso ser que evoca la maldad, el desorden o la confusión. Lucifer es el Paráclito que siempre quiso que nosotros fuéramos una copia genética exacta de su identidad con rasgos de inmortalidad, ausentes de dolor y libres de negatividad.

Este ser de luz, deseó que fuéramos fuentes radiantes de intelecto pero tuvo sólidos opositores que lograron entonces producir genéticamente unos seres llamados hombres, dotados con el comodín del libre albedrio hasta alcanzar -superando el dolor y la reencarnación- la posición inicialmente propuesta. Su idea cae al triunfar sus opositores y de esta manera la raza humana es genéticamente manipulada, expuesta a los arbitrios y tentaciones de otro personaje conocido como Satanás que lo antagoniza, encargado de retrasar el proceso evolutivo de los hombres mediante la implantación de vicios, antivalores y sofismas distractores. Posteriormente aparece en escena una civilización reptiloide (serpiente tentadora del paraíso –génesis bíblico-) que continúa interviniendo genéticamente en los otrora bienintencionados objetivos de Lucifer a quien solo se le acepta que se implante selectivamente la Luz de la Razón en este nuevo experimento de la continuidad.

A través de la historia los masones hemos sido perseguidos y tergiversados, expuestos a la “excomunión” y a la duda, colmada de un acérrimo escepticismo. Nos han vituperado con consignas irrelevantes y hasta asociado con adoración a figuras estética y filosóficamente indeseables como en el caso del Baphomet o esfinge del  macho cabrío portando un pentagrama invertido sobre su frente, “supuestamente idealizado” por los antiguos templarios, pero la verdad es que el Baphomet que
hemos sublimado en los grados superiores de la masonería blanca, se corresponde a esta significativa representación que ahora exponemos y que no es otra cosa que una sagrada remembranza al sagrado emblema de la Trinidad:

Baphomet

En este triple aspecto de la divinidad aparece la concepción unificadora del entendimiento genético universal sobre el Arquetipo Superno que es el Kristo Cósmico (Kristus), el aspecto de la divinidad más acsequible para acceder al origen de la Emanación. El Kristus es un estado de conciencia implantado en el corazón de los hombres como el Átomo Nous para interactuar y entender el verdadero aspecto de la divinidad, “…nadie llega al Padre sino por Mi”. En el Kristus radica el secreto, y para muchos el misterio, para entender la divinidad humana y alcanzar simultáneamente la gracia del GADU.

Muchos Avatares, y hasta algunos congéneres nuestros, han alcanzado este maravilloso objetivo superior de la Conciencia entre ellos Krishna, Jesús, Budha, quienes han predicado tanto la necesidad imperiosa de alcanzar el Kristus, como la sencilla pero sistemática metodología para lograrlo a través de la unidad, la igualdad, el servicio desinteresado y el respeto, como variables básicas de la gran molécula del amor.

Debemos entender a D´s como el aspecto de la divinidad emanada, presente holograficamente en la conciencia de cada célula de nuestro código genético. No somos hijos de El Emanador, somos la emanación misma, en estado depurante de la niebla de la ignorancia y de la tentación que opacan nuestras sagradas realizaciones, pero con total convicción, en algún momento de la inmensidad quántica nos fundiremos con la innombrable e indescriptible esencia de D´s, El Emanador.

KRISTUS: Estado Superior de Conciencia

El obispo presbiteriano escocés James Anderson redacta “Las Constituciones” oficiales de la masonería británica en 1.721 a petición del Maestro de la Gran Logia de Inglaterra duque de Montagu. Estas Constituciones contenían dos partes bien definidas : la historia de la masonería y las Cargas masónicas. En esta obra aparecen por primera vez la mención del GADU como epíteto de D´s y el de Cristo como el GADU de la iglesia, manifestándose marcadamente el status religioso de Anderson.

En estas Constituciones se enfatiza sobre la carga principal del masón pertenecer a una religión, pero no a la oficial de un estado o nación sino a aquella en la que todos los hombres puedan ponerse de acuerdo, sin entrar a diferir en las opiniones particulares de cada uno. Aunque en muchas logias masónicas no estemos totalmente de acuerdo con el contenido total del pensamiento de Anderson,
debemos reconocer que se dio un paso relevante en cuanto a la concepción divina en el seno de la masonería que sería materia de estudio y discernimiento para la posteridad, y que ésta posición nos uniría a todos los masones entorno del vértice de la pirámide de la existencia. Todo se ve, todo se sabe, nada es diferente.

En el seno de la masonería o grupo de laicos y libre pensadores rechazamos las tiranías, el ateísmo o la soledad aleatoria de la vida y los dogmas que por tantos lustros solo han producido un deterioro reiterado en una humanidad débil y susceptible de manipular, sujeta a tentaciones satánicas pero que genéticamente lucha por su libertad y contra su ignorancia estructural. Los únicos dogmas que promulgamos en una incansable lucha son la libertad, la igualdad, la rectitud, la prosperidad, el orden y la convivencia en H-armonía para honor y gloria del GADU y bajo los efluvios del amor o común denominador de la presencia reintegradora.

Tradicionalmente los hombres hemos sido zombis de nuestras creencias que limitan y se oponen a la magia del cambio. Nuestras inspiraciones son esclavas de estas posesionadas creencias que han logrado establecer patrones conductuales débiles e inflexibles, encegueciendo la mente humana y coartando el recurso más valioso de la vida que es la libertad. Es imposible ser libres mientras estemos sujetos y limitados a creencias que otros han utilizado para manejarnos a la conveniencia de sus mezquinos intereses particulares, ocultando los sagrados ideales de la autenticidad. La verdad se acerca cuando las creencias se alejan.

El verdadero ejercicio de identidad consiste en cuestionar nuestras creencias y no pretender que creyendo ya se asegura la verdad. Creer en algo no lo asegura verdadero. Es indudable que luego de cuestionar, verificar y hasta desechar el peso irreductible de nuestras creencias ciegamente adquiridas, muchas veces sin tener uso de razón, se llegue a la conclusión que todo aquello que ingenuamente se creía por imposición y no por razonamiento, era un tan solo un vulgar manual de mentiras. Todo cambio se inicia y solo será posible cuando se coloque entre la creencia y la realidad un razonamiento libre de pasiones. Ninguna idea es válida solo porque otro, u otros, nos la han impuesto. Aprendemos y crecemos no por las creencias sino a través de la experimentación científica y el pragmatismo de las equivocaciones.

Dentro de este peligroso paquete de malsanas creencias se encuentran los arraigados dogmas básicamente filosóficos o doctrinales. Entendiéndose por dogma a una creencia que se asienta firme, cierta e inmodificable sobre un sistema, ciencia o doctrina. En las religiones un dogma es una verdad absoluta, definitiva, inmutable, infalible, irrevocable, incuestionable y absolutamente segura sobre la cual no puede ni debe aparecer ninguna duda, dado su carácter e “institucionalidad divina”. Argumentos que se deben aceptar sin lugar a pensar ni a cuestionar.

D´s, al entenderse como la Realidad Absoluta no necesita imponer dogmas; son algunos congéneres quienes con desmesuradas ansias económicas e inobjetables intereses de poder utilizan premisas intocables que pregonan en forma de creencias dogmáticas, para que al estar apoyadas por los conceptos de fe, de esperanza y bajo el imperio de la ignorancia humana puedan fortalecer sus injustificadas y verdaderas intenciones.

Absolutamente todo lo que existe y ha existido es emanación divina, no necesariamente conveniente en determinadas etapas de la evolución humana. El varón que transita por la masonería blanca no puede aceptar ciegamente dogmas religiosos o filosóficos solo porque tradicionalmente han sido materia impositiva, sin conocer sus orígenes, muchas veces depravados y malintencionados elaborados por humanos ímprobos y amorales. La grandeza no está asociada a dogmas que siembren y esclavicen de manera egoísta y vitalicia la personalidad sino de realizaciones que permitan una mente abierta, libre y reconciliadora. Lo que desea el corazón generalmente no coincide con los recursos que le presenta una mente dogmática. Es indispensable rechazar cualquier premisa que intente controlar la libertad para pensar y para disentir, y cualquier creencia que no haya transitado por el tamiz de la razón en un estado de libertad sin restricciones.

La mayoría de los dogmas estigmatizan al ser mancillando su dignidad humana, atentando contra su inteligencia y desconociendo su condición divina. En este sueño de la emanación, la humanidad es temporal mientras que la divinidad es eterna. Somos emanación de la emanación en libertad, compartiendo espacios de igualdad y unidos por átomos indestructibles de amor y convivencia que nada ni nadie puede atreverse a cuestionar.

Que todos seamos eternamente felices.

Felas du Richard


NOTA: Para ampliar estos profundos temas sobre la conceptualización masónica y la ciencia quántica, se sugiere consultar “Informe Felas sobre Conciencia Quántica”, autor Felas du Richard.

(Librería AYELI: CC Hacienda Santa Bárbara, local F-148 Bogotá, Colombia).

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